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martes, mayo 16, 2006

La cárcel es un cementerio de hombres vivos

Introducción

La difícil situación de la población carcelaria constituye una de las mayores crisis de derechos humanos en República Dominicana y a nivel mundial. El número de prisioneros ha crecido de manera desmesurada, desbordando la capacidad de los centros de reclusión.

El total estimado al mes de septiembre de 2005 de la población carcelaria en la República Dominicana asciende a 13,500, de los cuales el 96% son hombres y el 4% mujeres. La situación jurídica del 100% de esta población es: un 51.5% que no ha recibido condena, un 23.6% condenado y un 24.9% ha recurrido su sentencia y se encuentran en espera de decisión de la Corte de Apelación y Casación. Del total de la población el 13% es de diferentes nacionalidades.

En el país hay un total de 35 recintos carcelarios con un total estimado de 6, 300 camas para alojar una población de 13,000 personas, arrojando un déficit estimado en 7,000 camas. Es decir que aproximadamente un 53% de la población carcelaria duerme en el suelo ó en camastros denominados goletas habilitados por los mismos reclusos.

Problemáticas registradas
Mala Alimentación

Los reclusos consideran que la alimentación que se les proporciona en el establecimiento carcelario no es de buena calidad, ni bien preparada. En este sentido se quejan que muchas veces le hace falta algún condimento, como sal y aceite entre otros, y que el sabor no es nada agradable: afirman que “se la comen porque no hay nada más que comer”. Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, dispone en uno de sus artículos que “Todo recluso recibirá de la administración, a las horas acostumbradas, una alimentación de buena calidad, bien preparada y servida, cuyo valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento de su salud y de sus fuerzas. A pesar de eso, tan solo se les proporciona comida dos veces al día.

Ausencia de servicios médicos

En la mayoría de las cárceles de la República Dominicana no cuentan con dispensarios médicos para brindar las atenciones médicas básicas en caso de que un recluso así lo necesite. Además no hay ninguna capacidad de responder a cualquier emergencia médica. Los recintos carcelarios modernos deberían contar además con un personal siquiátrico encargado de brindar asistencia a los/as reclusos/as que puedan tener algún problema psicológico; para los/as enfermos/as cuyo estado requiera cuidados especiales, se prevé el traslado a establecimientos penitenciarios especializados o a hospitales civiles. La realidad que observamos es que actualmente, conviven personas que tienen enfermedades contagiosas (tales como Hepatitis, Gripe, enfermos mentales, Sida, etc ) juntos a los demás presos sanos. Los enfermos de VIH si bien han reciben algunos cuidados básicos, no disponen de los medicamentos necesarios para un tratamiento adecuado de su enfermedad.

Condiciones higiénicas infrahumanas


Un grave problema que afecta tanto dentro del recinto carcelario como en su entorno es la falta de limpieza y sistema de recogida de basura por parte de las autoridades municipales. Denuncias de reclusos y autoridades penitenciarias, el camión de la basura recoge los desperdicios solamente una vez al mes, lo cual contribuye al acumulamiento de basura y el consiguiente riesgo de desarrollo de enfermedades. También en ocasiones se producen empozamientos de aguas negras en los alrededores de estas, lo cual es un foco de crianza de mosquitos y otros insectos.

Falta de asistencia legal

La mayor parte de los reclusos no cuentan con los recursos económicos necesarios para poder pagar la defensa de un abogado, lo cual retrasa en muchas ocasiones los procesos judiciales, ya que según dicen los presos “no es lo mismo un abogado de oficio que un particular”: los abogados de oficio no muestran el mismo interés en el seguimientos de los casos hasta el final del proceso.
No respeto de la separación de categorías

En este sentido la Ley 224-84 sobre el Sistema Penitenciario en República Dominicana establece que “deben separarse a los reclusos que, por su pasado criminal o su mala disposición, ejercerían una influencia nociva sobre los compañeros de detención”. Los reclusos en las cárceles dominicanas no se encuentran separados por categorías, esto quiere decir que personas que han cometido crímenes horrendos tales como asesinatos, violaciones sexuales o que tienen todo un historial criminal, permanecen juntos con otros reclusos cuya infracción no es tan grave o es la primera ocasión en la que se encuentran privados de su libertad.

Falta de recreación

La ley habla muy claramente: “los reclusos deberán tener la capacidad de recrearse, si el tiempo lo permite, de una hora al día por lo menos de ejercicio físico adecuado al aire libre. Para ello, se pondrá a su disposición el terreno, las instalaciones y el equipo necesario”. Los reclusos en la República Dominicana desean ejercitarse y en este sentido exigen la construcción de canchas deportivas para despejar la mente, ya que la actual situación no les permite otra cosa que pasar todo el tiempo encerrado sin poder hacer nada.
Traslado de reclusos lesivo de su dignidad personal

La misma ley 224-84 dice: “cuando los reclusos son conducidos a un establecimiento o trasladados a otro, se tratará de exponerlos al público lo menos posible y se tomarán disposiciones para protegerlos de los insultos, de la curiosidad del público y para impedir toda clase de publicidad” . En este sentido se ha podido constatar que frecuentemente los reclusos son trasladados a pie y esposados bajo la custodia de personal militar de la fortaleza: en el camino que los separa del Tribunal o, en algunos casos, del hospital civil (lo que conlleva atravesar la parte más céntrica del pueblo de Dajabón), son expuestos a la vista de todo el público y muchos se sienten avergonzados.

Consideraciones finales

Amigos/as, como pueden observar no es nada nuevo lo que presento en este escrito, ya que es el común denominador a la situación carcelaria en América Latina, en el cual los reclusos no son considerados como personas, tal y como dice una frase de una canción del Grupo Niche “la cárcel es un cementerio de hombres vivos”.

Las personas privada de libertad no tienen valor para nuestros políticos, ya que los mismos están impedidos de ejercer el sufragio, un tema de discusión por cierto.

El peor sistema carcelario que he tenido la oportunidad de conocer es el existente en la República de Haití, el país más pobre del hemisferio Americano, ya se pueden imaginar, las condiciones infrahumanas en las cuales viven los reclusos haitianos/as.

Jonathan Baró

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